Las Cuatro Tendencias del Arte Nicaragüense
LAS CUATRO TENDENCIAS DEL ARTE NICARAGÜENSE
Cada uno de nosotros tiene un potencial creativo que está oculto por la competitividad y la agresividad del éxito.
Joseph Beuys
La primera tendencia: Miami Kitsch
Esta tendencia es la lenta conclusión histórica entre la cultura y el Estado. Creemos que comenzó con las repúblicas bananeras, atravesando el periodo somocista y acelerándose en el periodo neoliberal, el arte en Nicaragua lentamente perdió su poder político y se asimiló a una tendencia decorativa. Esta tendencia concluye con un arte violentamente decorativo diseñado para satisfacer los caprichos burgueses de las familias dominantes: la estetificación del nacionalismo-estatal.
Esta tendencia es un arte (principalmente pintura o archivo digital) figurativo, realista, multicolor, romántico, familiar, apolítico, paisajístico, nacionalista, patrimonial y modernista, es decir Miami Kitsch como lo rescata Sergio Ramírez. Se puede desplazar entre lo abstracto, lo surreal y lo pictórico, pero estas obras son autorreferenciales, repetitivas y predecibles.
Los críticos de arte en esta tendencia intentan asegurar de que las obras encajen dentro de un predeterminado patrimonio nacional, para así preservar y proteger el canon estético gubernamentalmente impuesto. No es necesario que los artistas de esta tendencia estudien arte en las escuelas de arte estatales o privadas, ya que la expectativa artística ya está socialmente normalizada en todo el país.
Estas obras son increíblemente flexibles. Pueden decorar toda institución necesaria, desde las salas de un banco, hasta una oficina migratoria. Pueden decorar un hotel, un crucero, hasta una prisión o las redes sociales, pero su objetivo principal es intentar decorar el palacio de la familia presidencial, ya que estos son vistos como exhibir los máximos gustos culturales del país.
Los artistas de esta tendencia no apuntan a exhibir sus obras en museos, sino más bien en ser reconocidos (aunque sea por un simple “like” en las redes sociales) por la(s) familia(s) gobernantes. Este reconocimiento puede sacar al artista de la deuda y la pobreza, pero solo sucede un par de veces al año. Apelar al gusto y reconocimiento de la gerontocracia es una de las únicas maneras de salir de la pobreza.
Como representantes de la conclusión entre estética y Estado estas obras no tienen ni pasado ni futuro, viven en un purgatorio ahistórico, libres de cualquier juicio estético. No tienen que comprobar que son las mejores obras si ya todo mundo acepta si son las únicas obras posibles. En otras palabras, estas obras no son el producto de las demandas del mercado, más bien son el único mercado imaginable.
La segunda tendencia: Entretenimiento Hiper-Artificial
La apuesta hacia el turismo resultó en la gentrificación total del país. Los murales revolucionarios fueron reemplazados por anuncios de licor, especulación mobiliaria y automóviles. El sector artístico fue totalmente consumido por el sector empresarial. El casamiento entre el turismo y el sector tecnológico capitalista crearon las condiciones para embellecer y lubricar el flujo del capital.
En vez de galerías de arte y museos esta tendencia ofrece “experiencias estéticas” en donde los participantes son inundados con proyectores llenos de escenas placenteras de felicidad, paisajes y juventud. Específicamente, podemos reconocer instalaciones interactivas, cuartos de espejos, rayos láser, música y murales participativos en donde el público puede tomarse fotos para subir al internet. Estos espacios artísticos se asemejan más a discotecas o a parques de entretenimiento.
Este arte no genera preguntas, más bien otorga respuestas a la monótona vida diaria. Los críticos de esta tendencia siempre producen buenas reseñas y se leen como invitaciones publicitarias para seguir consumiendo. Los creativos de esta tendencia tradicionalmente se gradúan con una licenciatura en diseño, marketing, publicidad o administración de empresas. En esta tendencia si existe la innovación. Los creativos de esta tendencia son más bien afiliados con empresas de marketing que compiten por la atención del público socialmente pasivo. Cada par de meses emergen nuevas modas, sensibilidades y tecnologías. Al principio del año pueden ser NFT’s y al final del año pueden ser Inteligencia Artificial.
Esta tendencia ocupa sofisticados mecanismos para estudiar el mercado y así anticipar los gustos del público afluente. Esta tendencia siempre será relevante. La experiencia estética está diseñada para satisfacer cualquier identidad y cualquier edad. Emplea un universalismo totalitario, en donde no existen las diferencias culturales ni raciales. Cada participante emerge rejuvenecido y validado. Esta tendencia promete cumplir cualquier fantasía del público, te invita a revivir nostalgias culturales del pasado o aventurar en futuros imaginarios maximalistas. A través de estas obras, el público puede sentirse como un ambientalista, un revolucionario o una celebridad.
La tercera tendencia: Diáspora Cosmopolita
Esta tendencia sucede afuera de Nicaragua y es producida por Nicaragüenses que lograron migrar o por generaciones que crecieron en el exterior. La sensibilidad de esta tendencia es más cosmopolita, ya que goza de cierta sociabilidad internacional.
Las obras producidas por esta tendencia siguen una estética contemporánea-internacional. Es decir, encajan en las expectativas deseadas por los circuitos de validación del primer mundo: museos, galerías, coleccionistas, bienales, revistas, críticos y curadores ya establecidos y con capital cultural internacionalmente legítimos. Estas instituciones valoran, cuando el mercado lo permite, las obras de artistas del tercer mundo, aunque estos no tengan ninguna relación material con estos países.
Aunque las obras de artes producidas por esta tendencia sean indiferenciables del resto de artistas internacionales, la dimensión “nicaragüense” en este caso es un nicho interesante que agrega valor cultural a las obras y los artistas. La escasez de artistas en este sector vuelve esta tendencia un mercado bien competitivo.
La aspiración principal es transitar en circuitos internacionales y esta tendencia ignora en su mayor parte las realidades económicas-sociales que ocurren dentro de Nicaragua, es decir, la audiencia no son otros nicaragüenses. Por el momento, muy pocos artistas que viven y practican desde Nicaragua tienen la oportunidad para conectarse con estos circuitos internacionales. No existen muchas condiciones o mecanismos institucionales para crear o distribuir este tipo de obras desde Nicaragua.
La cuarta tendencia: Vanguarda Ilegal
Esta tendencia, desde la oscuridad del anonimato y la clandestinidad crean experimentos extra-disciplinares, instituciones críticas y producen una cultura opositora. Esta tendencia debe permanecer secreta e involucra distintos niveles de seguridad, contraseñas y circuitos subterráneos. Los resultados de esta tendencia se ven de vez en cuando en las noticias o en las ruedas de prensa de la policía. No se sabe si esta tendencia involucra un grupo organizado de 10 o 100 personas.
Estos artistas emergen en reacción hacia las tres tendencias anteriores. Esta tendencia es considerada ilegal, ya que no le concierne la producción de objetos como comodidades o apelar a gustos burgueses o turísticos. En Nicaragua es ilegal imaginar otros mundos posibles.
En contraste con la tercera tendencia, esta tendencia ha construido un internacionalismo orgánico, en el sentido de que apoya y dialógica con otros artistas de esta tendencia alrededor de Latinoamérica. Estas relaciones internacionales se basan menos en la competencia y más en la conspiración y en el apoyo mutuo. Esta tendencia ocupa su propio sistema de valor para criticar y analizar sus obras y muchas veces no les interesa ser leídos como “artistas” o como “arte”. En cambio, ocupan la creatividad como una plataforma abierta de experimentación y acción política.
Muchas de estas obras son temporales, ya que rápidamente son desmanteladas por el Estado. Se celebran las obras que logren sintetizar al mismo tiempo un proceso de producción equitativo y una experiencia final que logre producir sujetos políticos. Los críticos de esta tendencia tradicionalmente escriben manifiestos y advierten de las escalaciones por venir. Dentro de esta tendencia no hay “pintores" o “escultores” más bien hay camaradas libres que de vez en cuando deciden pintar y esculpir.
Esta tendencia es de las más seguras y sus integrantes son como una gran familia, un tercio cooperativa, un tercio sindicato y un tercio ejército. Deben permanecer en secreto porque muchas de las obras producidas por esta tendencia pueden ser leídas como ataques directos al capital y al espectáculo turístico. Estos artistas en momentos pueden llegar a ser aún más influyentes que los líderes políticos y los activistas, y muchas veces se les intenta seducir con dinero, algunos se venden y forman parte de la primera tendencia y otros se dan por vencidos. Los que si sobreviven están condenados a vivir en un mundo paralelo, encima de este mundo, imposible de describir, pero libre.
*Gracias a Ben Davis por su inspiración